La Cosa que es una mujer a punto de envenenar a su marido, en palabras simples, ahora tiene un lugar, un espacio dónde acontecer. Y es que hemos localizado esta estancia, en medio del campo, que corre en la misma sintonía que el relato que estamos construyendo y nos parece muy adecuada para ayudarnos a construir este clima del que venimos hablando.
Existe una contra, y es que tenemos un largo viaje hasta el lugar, lo que probablemente nos imposibilite de volver en el caso que fuera necesario. Eso supone, sin embargo, un nuevo desafío a la hora de planificar cada exiguo detalle en pos de tener la mayor cobertura posible para poder trabajar luego desde el montaje. Allá vamos.
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