domingo, 13 de julio de 2014

La Cosa Final

La cosa ya es una cosa y es palpable y es sobretodo visible y audible. Nuestra personaje mitad Circe, mitad Yiya, mitad Melpómene, águila cazadora, manipuladora fatal, y otros tantos miles de calificativos, ahora esta viva y eternizada en nuestra representación.

El proceso fue, como empieza a ser costumbre, largo, y nos demostró una vez más cuánto puede mejorar una 'cosa' con trabajo y con tiempo y con más trabajo. Las correcciones y/o consejos de los profesores muy acertadas, o quizá nos estamos acostumbrando a un entorno de trabajo cada vez más agradable. Las proyecciones junto a otros profesores sumaron mucho.

El rodaje fue por demás mega enriquecedor, especialmente por tres aspectos: el viaje que supuso ir a filmar a una verdadera estancia, con todo lo que eso significó a la hora de realizar un planeamiento preciso y minucioso debido a la imposibilidad de volver a la locación. La inmersión total en una atmósfera parecida a la del relato aportó a la verosimilitud y ayudó en la construcción del clima. Por otra parte el fructífero trabajo en equipo, donde las marcadas visiones personales de cada uno de los integrantes entraron en conflicto y plantearon desafíos a la hora de llegar a determinados acuerdos, ya fueran focalizados en la puesta en escena, luego en la banda sonora o en el montaje final. Por último, la instancia de dirección de actores, que nos hizo conscientes de que no hay arte, fotografía, sonido e historia que valgan lo suficiente si la interpretación no va a la misma altura.

Siempre es difícil no caer en la trampa de amor con el propio trabajo, y buscar la objetividad de análisis al contemplar la cosa terminada. Aquí hay mucho por mejorar, y empiezo a pensar que tal vez así sea siempre, y que en vez de angustiarme por ello, me haga trabajar mejor en futuras ocasiones para que ese mucho se convierta en bastante, y luego quizá en un poco. Quizá se trate de eso.

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