miércoles, 3 de diciembre de 2014

El viaje entrega final

Si hay algo rescatable por sobre todas las cosas de este último trabajo es la nueva aproximación al concepto viaje. Porque estamos para redefinir conceptos. Para mí, el viaje es un estado de la mente. No se trata precisamente de movimiento físico, no se necesita ir lejos. Empieza cuando cerrás la puerta de tu casa y apretás con otras ganas el botón del ascensor, con otra fuerza. El viaje es una forma de crear nuevas perspectivas. Por eso a veces incluso, ante algo que nos apabulla o nos deslumbra decimos: Qué viaje! sin siquiera habernos movido. El viaje es el más maravilloso estado de la mente.

Supongo que cuando el trabajo 'obliga' a viajar, en el movimiento físico entra en juego todo el mecanismo de viaje mencionado en el párrafo anterior. La verdad, fue una experiencia increíble. Desde el vamos supuso una transformación constante que no sólo intervino en la exploración del espacio sino que en determinado momento desembocó en una mirada hacia lo íntimo. Las relaciones del grupo se hicieron más fuertes, necesarias, las diferencias nos ayudaron a crecer.

Anecdóticamente, el día que rodamos en Epecuén arribamos a la ciudad de Carhué a las 8 de la mañana. Para el mediodía ya habíamos explorado no sólo la Villa inundada, sino también el cementerio, la estación de tren y el patrimonio arquitectónico de Francisco Salamone (impresionante). Habíamos encontrado la escena que necesitábamos, pero el sol de mediodía sin siquiera una nube arruinaba cualquier panorama fílmico. Entonces, todo el trabajo que se supone que hace un equipo de cineastas se transformó en un ejercicio de paciencia absoluta: debimos esperar hasta las 19, horario en que la luz sería la adecuada para apretar REC. Sin libros, pcs o celulares, nos encontramos durmiendo la siesta en la plaza central, tomando un café en cada bar del pueblo, gastando gasolina sin sentido circulando una y otra vez por las mismas calles. Y cuando llegó la hora... la puta si valió la pena. A veces se trata solamente de saber esperar. 

No quiero terminar este post como debe cerrarse toda reflexión. Quiero dejar todas las ventanas abiertas. Como siempre, un placer.

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